Desde chica fui organizada, meticulosa, amante de las listas. Me gustaba el orden, los cuadernos prolijos, marcar con resaltador lo importante. Pero también era creativa, inquieta, impulsiva y muy cambiante… algo que durante mucho tiempo viví como un defecto.
Lo mismo me pasaba cada vez que alguien me preguntaba qué quería ser cuando fuera grande: nunca sabía qué responder. Me gustaban muchas cosas, y ninguna carrera parecía abarcarlo todo. No existía algo como “Licenciada en todo”, y eso me frustraba. Probé caminos distintos, pasé por varias carreras, me reinventé muchas veces… y durante mucho tiempo eso me hizo sentir perdida. Hoy entiendo que no era una falla, era una pista. Una pista de que soy así: múltiple, apasionada por muchas cosas, con la capacidad de adaptarme, de mutar, de volver a empezar. Y eso no es una debilidad, es mi forma de estar en el mundo.
Durante años me repetí a mí misma que no sabía planificar.
Porque ¿cómo iba a hacerlo si lo que hoy me entusiasmaba mañana me parecía aburrido? ¿Cómo iba a proyectar seis meses adelante si a veces ni siquiera sabía qué quería hacer mañana? La planificación a largo plazo no solo me resultaba imposible, sino que muchas veces me generaba frustración… y reflotaba mi ansiedad. Intentaba seguir estructuras, plantillas, métodos… y siempre sentía que no eran para mí. Hasta que un día, después de mucho autoconocimiento, entendí que sí sabía planificar, pero no de la manera en la que me enseñaron que “se debe” hacer. Yo planifico a corto plazo, con acciones concretas, haciendo foco en lo que hoy quiero y en lo que hoy es prioritario para mí. Desde lo que soy, no desde lo que “debería ser”.
Y así como lo descubrí para mí, empecé a acompañar a otras mujeres a encontrarlo para ellas. Hoy acompaño a otras emprendedoras creativas, cambiantes, con mil ideas, a encontrar su propia forma de organizarse y planificar, para salir del bloqueo y dejar de procrastinar esas acciones que van a tener un impacto directo en su negocio, desde su organización semanal hasta la sistematización de tareas para delegar
Porque no se trata de planificar “bien”. Se trata de encontrar tu forma de planificar. Una forma que te permita avanzar con claridad, sin forzarte a encajar donde no sentís pertenencia.